Subir al vigués monte de "O Castro" es toparse con una cruz inaugurada por el dictador Francisco Franco en 1961, un homenaje a los «caídos por Dios y por España». Son los restos de una época oscura, que algunos aún se empeñan en conservar. Me sumo a las peticiones de derribo.
En ese punto, los ruidos del tráfico y el caos de la ciudad, convertidos en un drone martilleante, empañan la escucha de la larga variedad de aves que aún se resisten a abandonar el lugar. Mirlos, gorriones, urracas, palomas, chochines, petirrojos, alguna gaviota a lo lejos… llenan de vida y sonido lo que a ese entorno le queda de bosque. Bosque urbano.
[Sony Pcm-M10 y micrófono estéreo Luhd PM-01AB]
No hay comentarios:
Publicar un comentario